sábado, 26 de diciembre de 2009

MUNILLA

Paganos, ateos, cristianos sin iglesias, gentes de buen corazón y demás quizá nos debíamos de abstener de opinar sobre esas tormentas que se viven en la católica iglesia. Pero es indudable que es difícil ser ciudadano en este pequeño país –es difícil ser ciudadano sin más en este pequeño país-, y sustraerse de los voceríos que propagan los medios de difusión de las discusiones que superan los tabiques de esa sociedad esotérica que vampiriza nuestras vidas cotidianas y que incluso marca estas fechas solsticiales –además de El Corte Inglés, Jesús está en el origen de las Navidades a través de sus agentes comerciales Papá Noel, Olentzero Eusko Label, Reyes Magos, Reyes Borbones...-. Así que la designación de un nuevo capitán para el equipo local de ese juego de reglas incomprensibles está siendo objeto de una inevitable polémica que puede mover más a la caridad hacia esos protagonistas tarados de la misma que a la risa por sus gestos alucinados.

Esa cuadrilla de solterones sinvergüenzas que ha tiempo, prostituidos a la serpiente, vienen ocupando el templo y escandalizando a los cristianos, orgullosa y estúpidamente han alzado su voz contra el prelado guipuzcoano que ha asignado la organización eclesiástica. No sé si el humilde galileo hijo del carpintero ha inspirado esa designación o se la han colado como la de muchos de los párrocos firmantes y tampoco me importa. No entiendo por qué nadie saca a gorrazos a toda esta caterva de hipócritas que, carentes de espejos en sus picaderos claustrales, consigue alejar del mensaje evangélico a los cada vez más escasos corderos del rebaño en peligro de extinción. Lo que si tengo claro es que ese zumbido de moscardones mierdosos -alguno emérito sigue zumbando al fondo de la nube-, sobra en el caminar trascendente por esta búsqueda interior de respuestas que intenta dar sentido a la vida. Sobra ese odio destilado con lenguaje alambicado para consumo miedoso de quienes nunca se enfrentarán a la tiranía nacionalista y seguirán tolerando el martirio y la persecución de los diferentes y marginados. Mucho trabajo por delante le espera al nuevo obispo.

Quizá en vez de acercarme al Belén, me acerque el 9 de enero a la Catedral para ver a populares y socialistas también participar en esa orgía de despropósitos que la llegada de este vasquito con báculo ha suscitado. Y de paso a ver si Lucifer está bien de salud que últimamente andaba muy deprimido.

lunes, 21 de diciembre de 2009

SANTO TOMAS

Line art drawing of a beret.Image via WikipediaHoy Santo Tomás, hay txistorra y vino tinto por todos los suelos de la ciudad, un frío helador y el ambiente un poco jevo de los días éstos en que los kaletarras se visten de casheros y pasean a sus niños llorosos con txapela en vez de dejarles jugar con la consola.
Los casheros de verdad no han podido bajar a la plaza, se han quedado a cuidar su amor de vaca. El buen baserritarra está enamorado de una de sus vacas como el toro aquel se quedaba enganchado de la luna, por eso hoy le ha dado su calor más tierno, no sea que se le resfríe y lo más que ha hecho es meterse un par de patxaranes entre pecho y espalda.
Farmacia de guardia no se dice ertzainaren botika.
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EL PINTXO EN GROS

Hoy día de Santo Tomás he tomado una banderillas por Gros y me he acordado de algo que está fechado el 28 de octubre de 2000:

Ella y él se conocieron durante las vacaciones de verano. Ella le dijo que le encantaba Donostia, que le traía recuerdos de sus veraneos de la infancia y él le invitó a venir un fin de semana, lo que provocó que, para un puente del otoño, ella le llamara recordándole la invitación.

El viento sur peinaba el tupé de las olas en la Zurriola de aquel festivo cuando él le enseñaba la playa, los cubos… en un paseo lleno de cuentos juveniles, de recuerdos deformados y de risas tontas como todos los paseos en que se sobreentienden deseos estratégicamente postergados.

Le condujo al Aloña-Berri para tomar pintxos y para tomar una posición en la empatía que notaba cada vez más sólida que le permitiera el avance final. El bar estaba lleno y se colocaron muy ajustados junto a la puerta de la cocina. Él le pidió a José Ramón un par de blancos y unas brochetas de rape para empezar. Con un acelerado movimiento automático el patrón les puso la bebida y arqueándole una ceja con una señal de la mirada le indicó a alguien detrás de la columna al otro lado de la barra. Él retrocedió un paso para observar y la reconoció enseguida, aún de espaldas. El estómago se le hundió contra el diafragma pero su acompañante, explorando las joyas de la barra, no advirtió nada.

La tenía que reconocer forzosamente, aquella relación le había dejado marcado. Cuando la empezaron, él tenía la sensación de que otros giraban como buitres en torno a aquella mujer, luego su percepción se fue modificando y advirtió que ella creaba un sistema planetario centrado en su persona. Se dio cuenta que su posición era temporal y demasiado pronto se vio compelido al exterior de aquella galaxia. Se había negado a permanecer en órbita como los anteriores cuando fue sustituido por otro aprendiz de Icaro y no había pasado de la categoría de cometa.

Él deseó que su pesadilla –así le llamaba cuando era la mujer de sus sueños-, no hubiera advertido su presencia, por lo que se concentró en atender a su acompañante con todas sus facultades. Oyó que pedía las llaves de los servicios, olió su perfume cuando pasó a su lado y reconoció la contundencia de sus pasos al bajar del baño, no pudo evitarlo y se volvió. Se miraron ambos y luego las dos mujeres se hicieron mutuamente una tomografía axial computerizada en un instante pero se guardaron el resultado en su interior por el momento.

Las convenciones les permitieron un saludo civilizado, las presentaciones superficiales y los sonrientes “a ver si hablamos” para lidiar aquel encuentro. Esperó que saliera por la puerta para pagar lo consumido. Tuvo la sensación que había una equivocación al cobrarle y fue a decirlo pero José Ramón le dijo: - ¿Qué? ¿Estaba todo muy rico? Y comprendió que no tenía nada que decir.

viernes, 18 de diciembre de 2009

ERASE UNA VEZ

Un autobús de excursionistas –quizás de un equipo de rugby que se dirigía cantando a un partido-, que había pasado la ITV no hacía mucho pero su motor empezó a echar humo... No, esa no es la historia que voy a escribir hoy.

Érase una vez un equipo de rugby que quería conservar la categoría. Y sus dirigentes, que también son equipo, cambiaron a los técnicos, que también lo son, y los sustituyeron por otros que lo son igualmente. La voluntad de todos ellos antes y después de esta decisión es indudable, es la voluntad del equipo y a partir de ella se puede empezar a creer, a ver el escenario futuro. La responsabilidad de los entrenadores y de los dirigentes del club es primordial en el estado de espíritu del equipo, sea cuál sea la apuesta.

Sin embargo, es volátil la estrategia basada en la búsqueda de la victoria a cualquier precio. Lo importante es mirar lejos y dar sentido a los actos, a los pasos, a los esfuerzos individuales coordinados dentro y fuera de la cancha de juego.

El equipo en peligro es ahora el balón en juego que han recibido los nuevos entrenadores del Bera Bera. En la vida y en el rugby no siempre se recibe el balón en el mejor momento y en la mejor posición pero el tiempo no perdona y, aunque la línea de ensayo está lejos y los obstáculos están presentes, el equipo quiere y tiene que seguir jugando.
---------------------------------------------------------------------------------lA COLUMNA DE HOY EN NOTICIAS DE GIPUZKOA

domingo, 13 de diciembre de 2009

INTERRUPTUS

La tradicional pausa navideña ha llegado lo que permite abordar compromisos internacionales a las selecciones y recuperar partidos aplazados. Los clubes guipuzcoanos de las divisiones más altas no afectados por estos partidos tienen tiempo para preparar la última parte de la competición que de verdad importa: la liga. Los que van bien de una manera y los que necesitan despegar de sus bajas posiciones de otra.

Posiblemente estos últimos se centran más en sus debilidades intentando mejorarlas, aunque pretender pasar de un estado deficitario a un estado de excelencia es prácticamente imposible tanto en la empresa como en el rugby por mucho esfuerzo y dinero que se invierta. Sería preferible invertir en mejorar las capacidades actuales, en donde residen las fortalezas del conjunto, pero sin abandonar el cuidado de las carencias.

Bienvenidos sean los refuerzos que empujen en el rumbo correcto, sin que nos hagan perder de vista el objetivo del proyecto compartido por todos los componentes del club desde los seguidores a los dirigentes.

Este tiempo de interrupción es, por tanto, nada ocioso para nuestro rugby.