viernes, 29 de octubre de 2010

LA TOZUDA REALIDAD

-No sé si es tiempo de sumar fuerzas para ganar la competición que el convulso rugby actual de valores y profesionalismo disputa con los demás deportes o es tiempo de hacer la revolución, pero ese es un dilema que algunos nunca hemos sabido resolver con acierto y el tiempo, única evidencia indiscutible, se nos pasa y así estamos sentados en el sofá, con agujetas en los dedos, de tanto cambiar de canal-, un joven amigo me recordaba el pasado lunes qué había escrito no hace mucho tiempo en una columna anterior y proseguía en su monólogo:

- De hecatombe en hecatombe va por Europa el equipo de Valladolid, último campeón de España, devolviéndonos a la realidad. Algunos dicen que la batalla está perdida y que creer en el futuro de este deporte, a la vista de estos últimos resultados, no pasa de ser una alucinación. Sin embargo las selecciones, sobre todo la femenina, han obtenido recientemente buenos resultados en “seven” y los veinte mil jugadores federados que cada fin de semana se acercan a una cancha de rugby son otra realidad.

Precisamente estos últimos, los jugadores – como los trescientos niños y niñas que el domingo jugaban en Landaretoki, por cierto-, nos están reclamando una solución, sea ésta el esfuerzo colectivo de los mayores o sea la revolución. O ambas cosas, porque una revolución se puede empezar por unos “Estados Generales” antes de empezar a cortar cabezas ¿Para cuándo unos estados generales del rugby?
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Se me había olvidado subir este post de la semana pasada.

LA MARCA DEL RUGBY

The All Blacks perform Ka Mate before a match ...Image via WikipediaEs obvio que los que hacemos parte del mundo del rugby necesitamos de la imagen, de la buena imagen, del rugby para vivir e incluso para sobrevivir y esto de una manera diferente de otros deportes –fútbol o ciclismo por ejemplo-, en los que la economía de sus participantes no depende tanto de la imagen general de su deporte. El rugby funciona como una marca genérica en un mercado social y en su interior está la marca del rugby español o del rugby vasco o del rugby zarauztarra.

Todos y cada uno somos la base de esta imagen del rugby y de sus variantes geográficas menores –no podemos dejar solos a los All Blacks en esta labor-. Pero es sabido que cualquier marca se basa en algo, si queremos que alguien –desde una determinada sociedad hasta un patrocinador- nos proporcione recursos para alcanzar objetivos, debemos dar “algo” a cambio: el rugby. El rugby se ha construido a partir de sus valores fundamentales pero se sostiene en las personas que cada día se los trabajan en todos los niveles. Éstas son las que tienen que transmitirlos siempre, un rugbier –incluso el seguidor en la grada-, tiene que ser “el espíritu del rugby hecho carne”, lo que es, por desgracia, muy difícil, quizá cada vez más difícil.
A partir de estos elementos podemos planificar en nuestros respectivos niveles, trabajando para alcanzar la diferenciación y el posicionamiento de nuestro colectivo o club en el mercado en que nos toque actuar, generando sintonías con los otros, confianza, credibilidad... y realizando las acciones de promoción de nuestro deporte que vayan a ser aceptadas y seguidas por aquéllos a los que queremos “vender” el rugby. Sin rugbiers auténticos sólo hay un deporte más, en el que se pegan detrás de un balón raro, bajo unas reglas incomprensibles, hasta alcanzar un resultado que importa poco, antes de emborracharse y molestar a los vecinos.
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jueves, 21 de octubre de 2010

LA PALIZA

En rugby se producen resultados de verdadera paliza con cierta frecuencia y no sólo en las categorías inferiores, tanto en competiciones nacionales como internacionales. Pero es sobre todo cuando nuestro rugby se enfrenta a nivel de selecciones o de clubes con el rugby de cualquiera de la docena de naciones que encabezan la clasificación IRB que se suele asistir a hecatombes –sacrificio de cien bueyes etimológicamente-, que resultan difíciles de explicar fuera de nuestro ámbito.

El “fair play” de nuestro juego exige que el equipo superior imponga su superioridad hasta las últimas consecuencias con un respeto impecable para su adversario y sus seguidores y que el equipo inferior en un encuentro saque de la paliza recibida impulso hacia el futuro.

A pesar de que los Pirineos parecen separarnos más que unirnos a ese rugby superior y que la distancia que nos separa de alcanzar un nivel dignamente competitivo es innegable, debemos seguir aprovechando las oportunidades de padecer esas derrotas, como otros las padecen, para sacar todo lo positivo que se pueda de ellas.

A veces se ha acudido a esos encuentros, con la derrota asumida por anticipado, fijándose pequeños objetivos a alcanzar como marcar algún ensayo o siquiera unos puntos. Sin embargo en mi opinión en todo caso el objetivo del juego debe ser ganar aunque sea imposible, sólo así la derrota es tolerable porque sólo así se podrá dar sentido al disgusto de hoy como una lección que pone de relieve las fortalezas a alcanzar y las debilidades a superar. Y además siempre queda el tercer tiempo para obtener otro tipo de victoria.
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El Cetransa El Salvador ha cosechado dos hecatombes de más o menos 100 puntos en sus dos primeros encuentros en la segunda Competición Europea...

miércoles, 13 de octubre de 2010

YO TRAJE EL MAUL A EUSKADI

Me lo dijo muy serio, miré a los lados y no vi ninguna cámara oculta. Me había visto, un espectador más, durante el partido de la mañana y se acercó a nuestra mesa de comida dominical para invitarnos a un café. Comenté en un momento dado que, a pesar de la derrota del equipo local, me habían gustado sus maul penetrantes realizados con técnica y disciplina y entonces se descubrió como el importador del maul –la edad nos pasa factura a todos-.

Maul quiere decir maltratar o magullar. El jugador que lleva el balón y es detenido momentáneamente por un contrario o más sin que ninguno llegue a perder sus apoyos en el suelo inicia el maul, al que se pueden ir incorporando por el eje del balón otros jugadores de ambos equipos ligándose a los de su equipo que ya estaban, dos líneas de fuera de juego se forman a partir de los pies de los últimos jugadores de cada equipo que están incorporados al maul, en caso de que se pare más de 5 segundos el árbitro debe pitar una melé.

Desde fuera, muchas veces esta jugada colectiva parece un agrupamiento confuso en que jugadores, normalmente los delanteros, de ambos equipos de pie se disputan un balón que permanece escondido. Pero el interior del maul requiere una preparación previa muy buena tanto del equipo que pretende avanzar con el balón como del que defiende, sin derribarlo voluntariamente porque es una falta.

El maul nació con el rugby y nos vino con el rugby a Euskadi, los delanteros vascos han sobresalido por lo general en el maul, tanto por la fuerza como por la destreza en su ejecución.

sábado, 2 de octubre de 2010

DAÑOS COLATERALES O LA P... RESPETUOSA

Biarritz PimentsImage via WikipediaSe acabó de limpiar y se subió los pantalones. Ella estaba desnuda frente al lavabo y se arreglaba el maquillaje –le había llamado cabrón cuando la eyaculación le cayó en el ojo en vez de recibirla en la boca-, pensó que ella había dejado muy atrás los 30 años que decía el anuncio pero seguía estando muy bien.
-Ya no hacemos triatlones –le comentó la mujer con una sonrisa mientras se vestía también-, y menos aquellos decatlones de los tiempos en que estaba en Igara.
- Creo que desde que ganamos la Copa no he vuelto a batir records. Ahora me conformo con aguantar más de 9 segundos en un corre-corre y gracias. Además no tengo dinero para pagarlos.
-Últimamente sólo vienes con la pasta para un servicio, cabrito. Lo que tienes es miedo de que te registre los pantalones cuando los tienes bajados y sabes que no te lo voy a hacer.
Él pensó que había hecho bien en dejar la cartera debajo de la alfombrilla del coche en el aparcamiento de la Plaza del Chofre, así evitaba tentaciones para ella y para él, pero le dijo:
-No te preocupes que este sábado volveré a llamar.
-¡Ni se te ocurra! Que juega el Biarritz en Anoeta y estaremos todas muy ocupadas con los franceses.
- Si no juegan, que no han vendido bastantes entradas y se quedan en Biarritz.
- Eso es broma.
-No, como hay mal ambiente en el equipo y tal, los seguidores deben estar pasotas y lo han tenido que trasladar de nuevo a Biarritz.
- Y el puterío somos los daños colaterales de la suspensión ¡Hay que j…!
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viernes, 1 de octubre de 2010

RUGBY A LA BOLOÑESA

Mientras que en Italia tratan de digerir las consecuencias para el resto de su rugby de la incorporación de sus dos equipos más importantes a la Magners League que para algunos puede suponer que se abra un abismo entre esos dos clubes verdaderamente profesionales y los demás, en España tenemos que tragar lo que hay –ahora se habla de que el patrocinio de una cerveza puede hacer más llevadera la digestión en un futuro próximo- ya que por fin se inicia la competición en la División de Honor B y el curso empieza a parecerse al de las temporadas pasadas.

El plan Bolonia se ha incorporado a nuestra educación por la Universidad y los partidarios y detractores están lanzándose unos a otros artículos de opinión con titulares sacados del menú de cualquier “ristorante”. La educación siempre la hemos visto desde una perspectiva muy paralela a la del rugby por eso la formación de los jóvenes en nuestro deporte no debe padecer los mismos errores que se están dando en la innovación necesaria del sistema educativo. En rugby no se puede entrenar a niños de 7 años como a jugadores de 20 –aunque sus padres quizá lo quieran-, pero les debemos ir preparando progresivamente a lo largo de su desarrollo para que no se estrellen al pasar de una etapa de su vida deportiva a otra, como les está pasando a nuestros universitarios que se “encuentran” con Bolonia sin preparación previa.

Un ejemplo europeo a seguir puede ser el de las primeras ligas francesa e inglesa que inician este fin de semana un intercambio de árbitros, así el derby vasco será arbitrado por un colegiado inglés con su interpretación británica de las reglas del rugby. Nunca es tarde para aprender a ninguno de los dos lados del Bidasoa.