viernes, 27 de diciembre de 2013

UNA PELOTA OVAL DE REGALO

*Description: Bilbao-Loiu airport, Biscay, Spa...
*Description: Bilbao-Loiu airport, Biscay, Spain. Olentzaro, Christmas tree, Santa Claus and elf. Photographer: Javier Mediavilla Ezquibela Date: January 6, 2005. (Photo credit: Wikipedia)

-          Se regalan unos millones de balones de fútbol en navidades –comentaba la mujer de Papá Noel a la novia de Olentzero-, supongo que en Euskadi serán en torno a los cien mil. Porque una pelota redonda te la puede devolver una pared mientras que un balón de rugby requiere tener un amigo que te la pase, se dice...
-          O un padre o una madre, un hermano, una prima… una persona –prosiguió, con su aire de bruja reciclada Mari-, que haga equipo contigo. Es un regalo comprometido, obliga a participar y a educar con él.
-          Quizá por eso, a pesar de todos los modelos que hay, no se ven apenas balones ovales en este lado de la frontera-hablaba la rubia de rojo, mientras chupaba su cigarrillo electrónico, su marido y ella lo están dejando y el año pasado se lo regalaron esos eternos solteros de los Reyes Magos -, porque invertir en la educación de nuestros hijos es costoso y es más fácil quitárselos de encima con cualquier trasto.
-          Además la crisis no ayuda, la gente tiene la cabeza en el dinero necesario para vivir cada día y apenas puede pensar en otra cosa…
En el campo embarrado los hijos de ambas, con otros niños y niñas, estaban aprendiendo a sufrir, a esforzarse, a cansarse, a superar el dolor –sí, los niños se hacen daño-, sin abandonar. Y eso lo aprendían con una simple pelota oval. Los padres y madres también chapoteaban en el húmedo suelo pero, desde fuera del grupo, daban la sensación de que no se habían arrepentido ni se iban a arrepentir de aquella primera vez que un balón no redondo requirió que se agacharan y lo pasaran a las manos de su retoño.


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miércoles, 18 de diciembre de 2013

BERSOLARIS

English: The bertsolari Mattin composing a ber...
English: The bertsolari Mattin composing a bertso in Sara in 1960 (Photo credit: Wikipedia)
La presencia del Padre Zavala SJ en las salidas montañeras de la infancia colegial me llevó a leer bertso-paperak en busca de aquellas perlas que el jesuita explicaba que había encontrado repetidamente con entusiasmo. Jamás un hallazgo que reseñar, rimas mecánicas y, mi escaso vascuence me obligaba a ello, ripios espantosos en cadena para la versión castellana, así que cuando me tropezaba más adelante en meriendas, cenas y fiestas con improvisadores de boina francésmínima oportunidad, fingiendo todavía más ignorancia de la lengua de la que, inmensa, desbordaba mi intelecto. Luego los azares de las relaciones sentimentales me llevaron a compartir sábanas y almohada con alguna fémina euskalduna que seguía exhibiciones y torneos de estos paisanos dados a la trova, pero el resultado de mi acercamiento esforzado al bertsolarismo –lo que uno estaba dispuesto a hacer por un poco de juego de piel contra piel-, fue casi tan baldío como los anteriores aunque tengo que reconocer que en un par de ocasiones me pareció percibir inspiración en algún pastor vasco. Por razones profesionales también tuve que conocer la trastienda económica de la edición literaria de estas obras inmensamente orales y… tampoco.
Más recientemente, cuando las chicas empezaron a ganarse un hueco en los escenarios de las competencias a golpes de estrofa, asistí a alguna exhibición femenina que, por los aplausos entusiastas, debió ser brillante pero en aquel frontón yo tuve la misma emoción que viendo resolver un sudoku al vecino de asiento en un largo viaje.
Así que cuando me vinieron con una porra para una txapelketa de ésas, la del domingo pasado, mostré mi total escepticismo en público sobre el atractivo que la construcción de mecanos de palabras en euskara podría tener para mí en un domingo. La insistencia de amigas y amigos me hizo más determinado en mis sordas convicciones. No sé por qué, sin embargo, no pude evitar seguir ráfagas de retransmisión, tampoco sé si en vivo o en diferido, por los medios de difusión, incluyendo internet para mi sorpresa… y tengo que confesarlo en voz alta y por escrito, una lágrima de emoción se me asomaba de vez en cuando por el ojo entrecerrado y por fin rodó pendiente abajo en el agur del campeón.  Enhorabuena Amets Arzallus.



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sábado, 14 de diciembre de 2013

GALTZAGORRI

Rugby School as seen from "the close"...
Rugby School as seen from "the close" where according to legend Rugby football was invented. (Photo credit: Wikipedia)


Cuando a Txano Galtzagorri le dijo el entrenador que no podía jugar más en el equipo le dio el disgusto de su vida pues llevaba toda la vida jugando a rugby en aquel equipo, poco más o menos cuarenta años y además el entrenador era su hijo.

-Eres demasiado viejo para jugar. Yo también lo dejé, aita. No es por si te rompes algo, no, pero si un día te da un telele y te quedas tieso en un partido ¡Qué responsabilidad para mí! ¡Y para el club! ¡Y para el médico que te firma el apto para jugar porque es de tu cuadrilla! No juegas y ya está.

Me encontré a Galtzagorri casualmente uno de estos días y me lo contó con lágrimas en los ojos, mientras veíamos pasar el agua multicolor del Nervión desde un puente bilbaino, al salir ambos del cercano Palacio de Justicia.

-         Cuando estudié en Oxford… –comenzó el colega-.
-         Tú no has estudiado en Oxford jamás, Galtzagorri –le corté la farolada que empezaba-.
-         Perdona, estuve el fin de semana pasado en Oxford, aprovechando el puente festivo, y me compré “The original rules of Rugby”, el primer y auténtico reglamento del rugby, en la librería universitaria e inmediatamente me lo puse a estudiar allí mismo, en la Universidad de Oxford… Así que, prosigo. Cuando estudié en Oxford el reglamento del juego de nuestras vidas lo comprobé: nunca ha habido edad límite para jugar al rugby, lo que hay ahora es una verdadera obsesión con la responsabilidad, con la seguridad y eso es lo que ha acabado conmigo.

Jóvenes con canas y poco pelo, como mi amigo Galtzagorri, son los que forman esos equipos de “viejos dorados” que, bajo su propia responsabilidad, siguen jugando al rugby con verdadera adición y así son los que Donostia recibirá en junio del 2015. 

Nota: En la foto, Philippe Walrave, alias Ramses, que con 74 primaveras ha jugado al menos un cuarto de hora en agosto último como segunda línea en la Liga "Honneur" de la FFR.


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