jueves, 19 de febrero de 2015

AGRESIVO JUEGO DE PATRIOTAS

English: Jamie Heaslip at the RDS following Ir...
English: Jamie Heaslip at the RDS following Ireland's Grand Slam/Triple Crown (Photo credit: Wikipedia)
Están haciendo ruido mediático las disculpas del jugador francés Papé por su agresión al irlandés Heaslip y la aceptación por éste de tales excusas a pesar de la lesión causada.
La actuación del jugador francés, sancionada durante el partido con una expulsión temporal por el árbitro tras arbitraje video, es un delito para muchos. Tal actuación -causar a otro de forma consciente y voluntaria una lesión que menoscabe su integridad corporal o su salud física o mental- constituye un delito de lesiones en España, castigado con penas de prisión de entre seis meses a tres años y si como consecuencia de dicha actuación se causa la pérdida de un órgano o miembro no principal la pena aumenta de tres a seis años. En este caso parece que están afectadas tres vértebras de la víctima.
No puede existir impunidad cuando estamos ante una agresión; esto es, cuando la actuación del jugador “agresor” no se produce en el transcurso o desenvolvimiento de un juego, amparado por las normas del mismo o no es como consecuencia de un lance de la  actividad deportiva en la que todos los participantes aceptan el riesgo de sufrir una lesión.
En el rugby los propios lances del juego implican un empleo reglamentado de la violencia física. Reglamento interpretado inapelablemente por el árbitro que lo puede sancionar inmediatamente con la expulsión y elevando mediante el acta la infracción al órgano disciplinario o de oficio por los propios órganos que velan por el “fair play” en nuestro deporte para que, en su caso, se imponga un castigo superior al infractor.
Este tipo de incidentes se acepta como un riesgo derivado del juego y que ya tiene su castigo dentro del juego pero existe una línea tenue que es más fácil de superar de lo que parece y que puede llevar este asunto, como ha pasado con otros anteriormente, a los tribunales para obtener una verdadera reparación de todos los daños causados en vía civil –además del jugador, equipo y patrocinadores pueden resultar dañados-, o también un castigo mayor en vía penal.



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