miércoles, 25 de mayo de 2016

SILENCIOS CÓMPLICES


El desangelado Mini Estadio de Anoeta alberga la preparación de unos jóvenes que realizan ejercicios de entrenamiento para adaptarse al juego de rugby  a siete. Un grupo de paseantes les observa desde la valla que separa esta instalación del paseo. El desmesurado frontón, las piscinas forman el decorado a espaldas de los amigos que, después de aparcar, se dirigían a la conocida instalación hostelera que existe a un lado de la cáscara vacía de hormigón que es el actual Gran Estadio, y futuro más grande campo de fútbol, de Anoeta.  
Español: Vista del Estadio Anoeta con la tribu...
Español: Vista del Estadio Anoeta con la tribuna oeste al frente, previo al encuentro de Segunda División frente al Hércules Club de Fútbol, el 4 de abril de 2010. (Photo credit: Wikipedia)
-          Esto del “seven” no sé si me convence –Dice el Marqués de Altamira, poniéndose a andar, lo que hace que los demás arranquen- ¿Dónde están los gordos? Este es un rugby excluyente en vez de inclusivo.
-          Pero no conviene decirlo –Murray interviene-, ya que da un cierto espectáculo y atrae espectadores de pago, aunque excluya practicantes ¡Rugby business!
-          A veces callarse es una virtud: uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras –Comenta el Barón de la Florida-. A veces callarse es pecado, si uno ve venir el lobo feroz, debe decírselo a caperucita roja, luego que ella, si es una persona con plena capacidad, haga lo que quiera.
-          Hay silencios clamorosos –Galtzagorri se ha detenido como analizando la estructura del estadio  que les envuelve con su fría sombra-, de quienes se supone que tienen que hablar para que el ciudadano esté informado, esos silencios que propician el escándalo, cuando estalla el escándalo y, en este país, siempre acaba estallando.
-          Pero somos humanos, demasiado humanos –El Marqués le coge del hombro y lo vuelve a dirigir hacia la otra acera-,  y a veces cumplir el deber de publicar lleva a la retirada de patrocinios, publicidad, pérdida de ingresos, enemistades eternas… así que se deja pasar el tiempo o se publica la noticia incómoda bajo titulares embusteros para maquillar los escrúpulos y no tener roces.

-           Tiempos difíciles para navegar en el mar revuelto de la prensa libre –Concluye Galtzagorri entrando en el restaurante-. 

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