jueves, 11 de mayo de 2017

NO SABER NADA

Aristide Labarthe, toda una vida dedicada a la enseñanza, no es rico precisamente, así que, cuando el otro día en Donostia su amigo Galtzagorri le propuso coger un taxi para ir a comer a una taberna que no está en las estrellas neumáticas sino en Igeldo, puso lo que se llama una cara de circunstancias.
-          Ya pago yo la carrera –le dijo el donostiarra comprensivo-, que he cobrado la herencia de mi tío el industrial.
-          ¿El traficante de armas? – inocentemente inquirió el lapurtarra-.
-          No, el industrial armero – precisó el heredero-, no existen traficantes de armas en Euskadi, solo industriales armeros pero… ¿Qué decías de la sicología del pilier?
Aristide Labarthe era conocido como Hakuhó, por el nombre de un famoso luchador de sumo, cuando estaba más en activo como jugador de rugby. Actualmente Aristide está bastante estilizado y solo su oreja izquierda conserva un pequeño recuerdo de su paso por el puesto de primera línea.
-          Para un pilier el partido no comienza cuando se pita la primera melé, como algunos pretenden, sino cuando se empieza a pensar en ese partido, precisamente en ese partido con ese pilier de enfrente, cuando estás practicando, intentando perfeccionar cada movimiento, entrenando la coordinación con el medio de melé y los otros siete delanteros.  Luego cuando el árbitro ordena la primera melé y te enganchas al talonador, separado de tu oponente y empieza la pelea visual entre los dos, la intimidación, donde tienes que sacar toda la fuerza de tu estado mental en tus ojos en el breve plazo que el árbitro da hasta que las primeras líneas se traban y se ordena el empuje, entonces es cuando tienes la certeza de que has preparado bien o no precisamente ese partido. Y ya no sabes nada de nadie, dejas que tu cuerpo te lleve con todos sus automatismos.



No hay comentarios: