jueves, 16 de noviembre de 2017

LA BISAGRA

Llegar temprano al campo, para coger sitio, permite ver los últimos ejercicios de los benjamines, unos grupos de niños y niñas que, bajo la lluvia, se pasan y se disputan los balones en un entorno caótico que un par de santos apóstoles intentan ordenar. Bajo los paraguas, padres y madres, conversan.
- En rugby, los logros del jugador se basan en sus reservas de energía, sus cualidades físicas como la fuerza, la velocidad y la potencia, así como en sus cualidades técnicas y tácticas, y todo ello puesto a disposición de la eficacia colectiva.
- Yo creo que fundamentalmente los logros se consiguen porque el jugador de rugby es, valga la perogrullada, jugador de rugby, incluso antes de haber visto un balón oval en su vida. Cuando el rugby le entra y le engancha va a buscar la energía, machacarse el físico, colocarse en el terreno, sacrificarse, apoyar y lo que haga falta.
- Lo que pasa es que hacemos todo lo posible para que el rugby llega a la vida de los chavales lo más tarde posible, nuestro sistema hace que niños y niñas solo mamen fútbol y que repartan su tiempo de deporte que el fútbol deja libre con todos los demás deportes, así que la técnica individual y la inteligencia táctica intuitiva no pueden existir en nuestros jugadores de rugby más que a un bajo nivel.
- A veces tengo la sensación que estos niños que vienen los domingos con sus padres a la escuela de rugby y que disfrutan tanto se deben sentir un poco delincuentes el lunes en clase ¿No? Mi hija me solía contar que una profesora le decía que no se podía jugar al rugby, que deformaba el cuerpo y que hiciera gimnasia rítmica.
- Tu hija es una medio melé excelente gracias a que empezó de pequeña, con ella se forma siempre una bisagra de fiar. Ya te hubiera gustado a ti haber alcanzado ese nivel en tus tiempos.
Y uno, también bajo su paraguas, se queda con frases sueltas que luego intenta transcribir.



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