jueves, 26 de abril de 2018

DEPORTE ESCOLAR

Hace un año o así, un domingo por la mañana, uno de esos días de viento sur en que Iparralde se empeña en parecerse a una postal, el verde desparramado por todo el paisaje, el rojo de las maderas de las casas y de las ristras de pimientos, el blanco de las paredes y de las ovejas distribuidas estratégicamente por las praderas… todo como en un anuncio para la televisión de alguna marca de queso de denominación de origen local. Las estelas discoidales del cementerio junto a la iglesia parecen querer asomarse al estadio del pequeño pueblo donde se han formado una infinidad de pequeños terrenos de juego de rugby, niños y niñas con ropa deportiva de colores se disputan los balones ovales, los mayores que organizan, animan y apoyan están más emocionados que el centenar largo de pequeños participantes, los distintos colores de piel, los idiomas oficiales y no en que se grita o se habla, todo constituye un espectáculo vivo en el que es imposible no querer participar de alguna manera.

Hiruntchiverry está agachado junto a la valla que delimita el terreno reglamentario para poder ayudar a calzarse las botas de crampones a una muchacha, grande para la edad de su cara, que tiene un cierto aire de familia con el biarrota. Labarthe está experimentando la dureza de arbitrar las fases finales eliminatorias entre los equipos de los recién destetados. No todo es felicidad aunque lo parezca, hay pequeñas injusticias sentidas por unos, las lágrimas lo acreditan, también hay que poner algunas gasas y esparadrapos de vez en cuando, las lágrimas también lo acreditan. Así es una fiesta de rugby y así supongo que seguirán siendo este año actual, en unas habrá que llevar el bocadillo y en otras los voluntarios pondrán un arroz astringente para compartir entre todos, para ir a algunas habrá que levantarse al amanecer y para ir a otras se tarda menos que en aparcar en Gros.

Cuando Labarthe terminó su tarea se acercó a observar, junto a Hiruntchiverry, el partido en que participaba la hija de éste y le preguntó:
- ¿Los guipuzcoanos dónde están jugando?
- ¿Los guipuzcoanos? Están de ausencia foral.

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